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¿Aceptamos el reto?
Marcelo Torres Cofiño

C
on un aporte al PIB superior al 50% y una generación de empleo superior al 70% las micro, pequeñas y medianas empresas son mucho más que un asunto meramente económico en nuestro país. Comprender lo que sucede con las Pymes implica entender qué pasa en carreteras tan importantes como educación, salud, seguridad y entrega de servicios públicos. Por eso, debería ser un eje central en todo plan de desarrollo de los gobiernos.
A nivel nacional, por ejemplo, 66 de cada 100 micro, pequeñas y medianas empresas están dedicadas al comercio, mientras que 26 se dedican a prestar servicios y solo 7 pertenecen al sector industrial. Un buen estadista, tendría que estar tomando decisiones que condujeran a cambiar esa proporción: necesitamos que haya más Pymes que produzcan bienes y servicios y menos dedicadas al comercio.
La razón es muy sencilla y está relacionada con la generación de riqueza. Si queremos un mayor crecimiento, entonces, necesitamos más empresas productivas que agreguen valor a las mercancías y no solo que las distribuyan.
Pero, la realidad actual de nuestra educación nos conduce hacia el rumbo opuesto. Con el nivel de conocimientos que tenemos los mexicanos de acuerdo con los resultados de la prueba PISA que aplica la OCDE y que recientemente volvimos a conocer con tristeza y preocupación, no podemos sino aspirar a que la mayoría de quienes emprenden lo hagan estableciendo un microcomercio que exige pocas competencias para poder subsistir.
El dato es abrumador: de las casi 712 mil empresas que había en México en 2016, 664 mil eran micro (un 93.2%) y de esas, 457 mil (68%) se dedicaba al comercio. En otras palabras, lo que abunda en nuestro país son los “changarros” comerciales
No es que sea malo que las personas intenten sobrevivir colocando una pequeña tienda de abarrotes en un local hechizo de su casa. Sin embargo, hay que reconocer que ese tipo de negocios tiene un aporte prácticamente nulo a la economía del país
No ocurre así con las empresas que producen algo, sobre todo, aquellas que están en el sector industrial. No obstante, poner una fábrica, aunque sea muy pequeña exige un nivel de preparación y de conocimientos que claramente no está proporcionando el sistema educativo mexicano. Por eso, insisto, entender la situación de las Pymes trasciende lo que tiene que ver con la economía.
Hoy México carece claramente de una política pública destinada a la reestructuración de los sectores productivos más amplios. En el mejor de los casos nos dedicamos a fomentar la llegada de capitales extranjeros.
También, promovemos el emprendedurismo y el autoempleo como manera de combatir la desocupación, pero prácticamente no hacemos nada para tener más empresarios en la industria. Porque eso, insisto, requiere de una auténtica reforma educativa que esté pensando en dotar de las competencias que se requieren para producir.
Si queremos crecer a tasas mayores a las que hemos experimentado en las últimas décadas (cuando crecíamos, porque ahora ni eso) entonces necesitamos no solo formar emprendedores sino hacerlo en sectores clave de la industria y los servicios. ¿Aceptamos el reto?

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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