¿Qué
esperamos de nuevos magistrados?
Fernando Rangel de León
El
Pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Coahuila, en Saltillo
eligió por unanimidad de votos al magistrado lagunero Licenciado Miguel Felipe
Mery Ayup, Presidente del mismo, en lugar de la saltillense Miriam Cárdenas
Cantú; y designó a los también laguneros Licenciados Manuel Alberto Flores
Hernández, Carlos de Lara McGrath y José Ignacio Máynez Varela y a los
saltillenses Luis Efrén Ríos Vega, María del Carmen Galván Tello, y Vladímir Kaiceros
Barranco; como nuevos magistrados.
Los
nuevos magistrados sustituyen a los Licenciados Jesús Gerardo Sotomayor Garza,
Armín José Valdez Torres, Juan Antonio Martínez Gómez, Alma Leticia Gómez López y Adrián González
Hernández; quienes se jubilaron por tenerla edad requerida; después de décadas
de impartir justicia ininterrumpidamente con capacidad, preparación, probidad,
con mucha vocación de servicio público; distinguiéndose por haber puesto su vasta
experiencia al servicio de los justiciables.
En
un elocuente discurso que tuvimos la
fortuna de oírle en los 60’s, el Licenciado Antonio Rocha Cordero, ex Procurador
General de la República y ex Gobernador de San Luis Potosí; afirmó que así como
la juventud no es una cualidad, así también la vejez no es un defecto, sino son
etapas igual de valiosas de la vida del ser humano, en las que puede dar todo
lo mejor que ellos tienen a sus edades.
La
mayoría de los nuevos magistrados son sangre nueva; sobre todo el flamante
Presidente del Tribunal, que además de ser joven tiene mucha experiencia en el
gobierno y la administración, donde ha mostrado una alta vocación de servicio
público; y a quien junto con el también lagunero Licenciado Ulises Guadalupe Hernández
Torres, hace unos pocos meses había sido designado magistrado de la Sala
Regional del Tribunal Superior de Justicia del Estado (la cual fue un logro del
magistrado Sotomayor y de algunos de nosotros dirigentes de abogados, para ya
no tener que ir a Saltillo).
A
este nuevo Presidente y a estos nuevos magistrados, les tocan tiempos actuales
de grandes transformaciones en todos los órdenes de la vida pública, que los
compromete con la ciudadanía que es cada vez más
participativa, que espera de ellos, no pasiva sino activamente, que se les
imparta justicia no nadamás pronta, expedita y gratuitamente, como les ordena
la Constitución, sino de mucha cantidad y calidad a la vez; porque ya llegó al
hartazgo de ver todos los días la corrupción y la lentitud con que se tramitan
sus juicios; que los orilla a hacerse justicia por propia mano.